La semana pasada hablábamos de la ternura y hoy le uniremos la Pasión.
Es una manifestación o sentimiento muy intenso, tanto que hasta puede dominar nuestra voluntad y perturbar la razón.
Se define también como pasión, la persona o cosa por la que se siente una inclinación viva. Decimos… Es mi pasión!!
Si tememos mostrar ternura por creer que nos hace vulnerables, la pasión, aunque más aceptada, generalmente también nos asusta porque suele relacionarse con la falta de cordura.
En nuestra vida diaria debemos apasionarnos. La meta elegida en nuestro caminar se verá incentivada si la bañamos de pasión. Es más fácil no rendirse ni desfallecer si el deseo y la pasión de alcanzarla nos impulsan sin descanso.
No hay que ser esclavo de nuestras pasiones, pero si vivirlas, disfrutarlas, sentirlas… recordarlas!!
Una frase que me encantó y quiero compartirles:
“Renunciar a mi pasión es como desgarrar con mis uñas una parte viva de mi corazón” (Gabriele d’Annunzio)
Ser apasionado es sentirse especialmente “vivo” y por eso les invito a apasionarse y a que no quede dormida esa posibilidad de generar luz con la explosiva fuerza de una bengala. En nuestra mano está el reavivarla para que no sea tan efímera.
Puedes sentir el fuego como agua,
como lluvia que inunda,
como sed que se sacia,
como tormenta ardiente
que espera su calma.
Después de ese fuego que abrasa
la paz de tu mirada
no necesita palabras.
Brotan chispas que encienden mis ansias,
ponen alas al deseo
…se reavivan las llamas
Y el fuego nunca se extingue
…si lo bebes como agua
No debemos dejar que nos esclavice pero tampoco marcarle límites para que no pierda su maravillosa espontaneidad y siga siendo un fuego que empuje.
Sea cual sea tu pasión, déjate inundar por ella y aunque parezca nublar la razón… a veces es un abono esa “bendita locura”.
¿Les parece bien alimentar la pasión? ¿o creen que hay que ponerle freno? Espero sus opiniones
Un inmenso abrazo a todos!!! y unas cuantas imágenes que alimenten su pasión